domingo, 28 de febrero de 2010

“Las Artes Oscuras” en los libros antiguos españoles” (I)



Hoy trato de desmitificar la mala reputación que han sufrido ciertos títulos que engloban lo que despectivamente se denominan supercherías. Libros y autores que en su época trataron, de una forma más o menos acertada, dar una explicación a todo aquello que les rodeaba, manejando las herramientas con las que contaban en su momento, que eran mas bien pocas. En definitiva son ejemplo de curiosidad y espejo de una época en la que se intentaba caminar hacia delante en un terreno confuso y oscuro, donde la Ilustración andaba ya cerca y el hombre se preparaba para la modernidad. Durante muchos siglos la magia fue ciencia y la ciencia fue magia, esta sutil barrera queda reflejada en la multitud de títulos que asoman en nuestra bibliografía y que voy a recorrer de la mano de una sorprendente exposición que se realizo en 2007 en la Universidad Complutense de Madrid bajo el epígrafe de “Biblioteca Mágica”. En ella y a través de un centenar de obras se mostró la evolución del concepto de magia durante tres siglos. Estos libros se utilizaron para aprender ya que su contenido representa el conocimiento científico divulgado en las aulas. Según dice su rector en el prólogo del catálogo de la exposición, -“los maestros de lo oculto”, los “lectores de estrellas” o “los compiladores del mal” practicaban un tipo de ciencia que, por sus características, era la ciencia de la época y que por lo tanto, estos libros forman parte del avance del pensamiento científico-.


Nuestro concepto actual de magia es sinónimo de artificio, engaño, artimaña, fraude, nada que ver con el concepto que se tenía de ella en la Edad Moderna, entonces la magia residía en todas las cosas de la naturaleza. Al adentrarnos en las obras que la reflejan nos damos cuenta que las disciplinas que la engloban se multiplican y la encontramos en religión, filosofía, antropología, botánica, astrología astronomía, etc. Es decir ciencia. Muchos de estos aspectos quedaban englobados en lo que se conoció en los siglos XVI y XVII como Historia Natural. Muchas veces el esfuerzo por explicar y comprender los mecanismos de la naturaleza se acogían a motivaciones espirituales, en su apremio por darle un sentido aunque fuera exterior a la lógica. Aquí entraba la magia en acción. No se tenía dudas sobre la influencia de los astros sobre los acontecimientos y las cosas, al igual que ciertas propiedades de la materia. De ese modo, por ejemplo, se tenían por mágicas algunas virtudes de las plantas o incluso el magnetismo.

Con el paso del tiempo lo que en un principio fue oscuro e inescrutable, fue iluminándose y desentrañándose de manera que la astrología dio paso a la astronomía, la alquimia a la química, los herbarios a la farmacia y las posesiones a la epilepsia. Pero estos libros de los que en España contamos con algunos ejemplos acompañaron, a su modo, a la ciencia en su devenir.

A pesar de que con la Iglesia en general y con la Contrarreforma en particular se impuso la guerra a la superstición, no fue difícil encontrar libros de autores como Agrippa, Paracelso, Trithemius, Ficinio, Fludd, Schott, della Porta en nuestro país y sus obras engrosaron los anaqueles de las bibliotecas, como los ejemplares que se mostraron en la exposición de la complutense. Pero la edición española también conoció curiosas obras que trataban extraños temas y que pudieron sortear “casi todas” a al Inquisición con sus expurgos y prohibiciones.


Hablaremos en primer lugar de aquellos autores que nos mostraban sus secretos. Los pequeños avances experimentales y científicos tenían su reflejo en los libros de secretos, en los que los autores eran capaces de desvelar las fuerzas de la naturaleza. Podemos encontrar varios títulos que reflejan esta tendencia. Dentro de las artes médicas llaman la atención las ediciones que se hicieron sobre las aplicaciones químico-farmacológicas del médico portugués Joao Curvo Semmedo, con títulos como “Declaración de los verdaderos diez y siete secretos de Curvo” de José Diez Medina, por Antonio Denferzan. Madrid, 1735. O “Manifestacion de cien secretos del docin Juan Curvo Semmedo” de Francisco Suárez de Rivera, en Madrid : en la Imprenta de Domingo Fernández de Arrojo a costa de Juan de Oliveras..., 1736. O la obra original traducida del portugués al castellano de Tomás Cortijo Herráiz “Secretos médicos y chirurgicos del doctor don Juan Curbo Semmedo” En Madrid : por Juan de Zuñiga : se hallará en la librería de Pedro del Castillo ..., 1735.




Dentro de los libros de secretos, es necesario citar a Alejo Piamontes, pues sin él no se entiende este género de libros, ya que es quien inicia la divulgación de esta manera de entender estos balbuceantes procesos empíricos. Alejo Piamontes es el seudónimo del escritor profesional Girolamo Ruscelli (1500-1566) En el prefacio de su obra, Alessio Piamontese dice ser miembro de una notable familia piamontesa. Conocedor del latín, griego, hebreo, caldeo y árabe, que se dedicó en cuerpo y alma a desentrañar los secretos de la naturaleza. Tras completar sus estudios humanísticos, pasó buena parte de su vida viajando por toda Italia y diversos países del Oriente Próximo, con el único propósito de coleccionar conocimientos y atesorar secretos de diversas procedencias y recopilarlos en su famosa obra que vio más de cien ediciones en Europa entre 1555 y 1699.

Entre las primeras ediciones españolas contamos a la par con la de Alcalá de Henares de 1563 por Sebastián Martínez “Alexo Piamontes : seys libros de secretos, llenos de marauillosa differencia de cosas / traduzidos de lengua latina en lengua castellana por el licenciado Alonso de Santa Cruz... “ la edición de Barcelona, 1563, por Claude Bornat “De don Alexo Piamontes seis libros de secretos : llenos de maravillosa differencia de cosas : traduzidos de lengua latina en castellana” y la edición de Zaragoza -de la que solo tengo referencia por Palau, 6653, ya que el CCPBE no da ningún ejemplar, solo se conoce el de la BNF - del mismo año, impreso en casa de la viuda de Bartholomé de Nagera. Las dos primeras en 12º y la “maña” en 8º. Las posteriores reimpresiones y ediciones de 1570, 1624, 1640, 1647, 1689, 1691 y 1696 nos dá noticia del éxito que tenían esta clase de libros


Otro ejemplo de remedios lo encontramos en la obra del médico turolense que además de ofrecernos uno de los primeros libros españoles de Pediatría “Methodo y orden de curara las enfermedades de los niños” Zaragoza, Angel Tauano, 1600 , nos ofrece la obra “Libro de experimentos médicos fáciles y verdaderos: recopilados de gravísimos autores” en Zaragoza por Iuan Pérez de Valdivieso, 1598.





El paralelismo de Piamontés lo encontramos en el valenciano Jerónimo Cortes, con su obra “Fisonomía y varios secretos de la naturaleza: contiene cinco tratados todos revistos y mejorados en esta última impresión a la cual se han añadido muchas cosas notables y de mucho provecho” En ella se tratan de las reglas básicas de la fisognomía, las propiedades del romero, las propiedades y virtudes de las hierbas y piedras, la explicación de la estructura del universo y la respuesta a las dudas que se podían plantear al lector. Vio su primera edición en Valencia en 1598 por Chrysostomo Garriz, junto al molino de la Rouella, en formato 8º. Aunque Palau afirma, y es muy probable que por el uso que se le daban a estas obras, existieran ediciones anteriores, impresas en 1597 y 1595 después de la edición del “Lunario perpetuo” Posteriormente salieron varias decenas de ediciones más entre españolas y extrajeras, que como la de Alejo Piamontés da muestra del éxito de este tipo de obras.




Por último dentro de los libros de secretos, útiles a la población llana de la Corte, hay que señalar la obra de Miquel Agustí “Llibre dels secrets de Agricultura, casa Rústica y Pastoril” Barcelona, 1607 por Esteve Lliberós , siguiente edición en castellano en Zaragoza, 1625 por Pascual Bueno. Le siguieron con éxito otras veinte ediciones más según Palau. Este libro era conocido como el Libro del Prior pues su autor fue prior de la Orden de San Juan de Jerusalén en Perpiñán. Pese a que el autor presenta la obra como propia, realmente es una copia casi literal de la obra del médico francés Charles Estienne y su yerno Jean Liébaut, “L’agriculture et maison rustique” Paris, 1570.

domingo, 14 de febrero de 2010

Ponga un gato en su biblioteca.

Este es Ron, mi mudo y fiel compañero de lecturas, hierático, místico, afable y agradecido. Cuando cojo un libro y me siento en mi sofá para pasar un rato de lectura me suele acompañar como si quisiera adivinar aquello que me trasmite el volumen que tengo entre mis manos. Generalmente, sus ronroneos acompañan esos momentos sosegados con los libros.

Como norma general las relaciones de los gatos con los humanos o bien tiene adeptos o bien tiene detractores, habrá quien le resulte simpática esta imagen de bienvenida o habrá a quien le disguste. Hoy pretendo con estas primeras líneas en este nuevo blog, dar un pequeño homenaje a los gatos en su relación con el mundo del libro.

El origen de la relación del hombre con el gato es antigua. Los últimos datos demuestran que en Chipre convivían con el hombre hace 9500 años. Aunque según el escritor sevillano Antonio Burgos, es posible que el gato encontrara al hombre y no lo contrario. Egipto es la civilización antigua en la qué el gato tuvo mayor protagonismo, demostrado tanto por los cientos de momias de gatos encontradas, como por la infinidad de representaciones de la hierática diosa Bastet, cuya misión era proteger el hogar y simboliza la alegría de vivir, pues se considera la deidad de la armonía y la felicidad. Esta diosa es la personificación de los cálidos rayos del Sol y ejercía a quienes la adoraban sus poderes benéficos.

Imagino la biblioteca de Alejandría poblada de gatos en defensa de la conservación de sus valiosos rollos, alejando a los peligrosos roedores que podrían arrasar sus preciados anaqueles. Tal vez fuera el principio de la relación afectuosa de los gatos y los libros.

Si Egipto fue su edad dorada, la Edad Media supuso su época negra, sufrió los horrores del milenio. A partir del siglo XII se les empezó a relacionar con el paganismo y la brujería. Existía la creencia de que las brtujas y demonios podían convertirse en gatos y viceversa. Tanto es así que en 1233 el Papa Gregorio IX declaró que los herejes adoraban al demonio en forma de gato, lo que dio lugar a su persecución durante siglos. Un poco más tarde, en el siglo XIV, se les creyeron responsables de la propagación de la Peste Negra, por lo qué se les eliminaba dando lugar a la proliferación de ratas que eran las auténticas responsables de su propagación.

Pero más tarde la civilización los devuelve al sitio que merecen y poco a poco recobran sus virtudes perdidas. Sobre todo aparecen en la literatura personajes famosos rodeados de sus gatos, sobre todo personajes relacionados con la cultura.

Michel de Montaigne dice: Cuando juego con mi gata, ¿quién sabe si no me utiliza para pasar el rato más que yo a ella?

Pero quizás en literatura el poema más famoso sea el del poeta francés Charles Baudelaire (1821-1867). Es el poema LXVI, “Los gatos”, de su libro “La flores del mal” (1857) y que reproduzco aquí:

Los amantes fervientes y los sabios austeros

adoran por igual, en su estación madura,

al orgullo de casa, la fuerza y la dulzura

de los gatos, tal ellos sedentarios, frioleros.

Amigos de la ciencia y la sensualidad,

al horror de tinieblas y al silencio se guían;

los fúnebres corceles del Erebo serían,

si pudieran al látigo ceder su majestad.

Adoptan cuando sueñan las nobles actitudes

de alargadas esfinges, que en vastas latitudes

solitarias se duermen en un sueño inmutable;

Mágicas chispas yerguen sus espaldas tranquilas,

y partículas de oro, como arena agradable,

estrellan vagamente sus místicas pupilas.

Lord Byron, que tuvo un gato llamado Beppo como un personaje suyo dijo: -“El gato posee belleza sin vanidad, fuerza sin insolencia, coraje sin ferocidad, todas las virtudes del hombre sin sus vicios”.

Otro gatófilo, Jorge Luis Borges Borges vivió junto a dos gatos: Odín y su amado Beppo. Aquí os dejo dos de de sus poemas:



A UN GATO

No son más silenciosos los espejos

ni más furtiva el alba aventurera;

eres, bajo la luna, esa pantera

que nos es dado divisar de lejos.

Por obra indescifrable de un decreto

divino, te buscamos vanamente;

tuya es la soledad, tuyo el secreto.

Tu lomo condesciende a la morosa

caricia de mi mano. Has admitido,

desde esa eternidad que ya es olvido,

el amor de la mano recelosa.

En otro tiempo estás. Eres el dueño

de un ámbito cerrado como un sueño.



BEPPO

El gato blanco y célibe se mira

en la lúcida luna del espejo

y no puede saber que esa blancura

y esos ojos de oro que no ha visto

nunca en la casa son su propia imagen.

¿Quién le dirá que el otro que lo observa

es apenas un sueño del espejo?

Me digo que esos gatos armoniosos

el de cristal y el de caliente sangre,

son simulacros que concede el tiempo

un arquetipo eterno. Así lo afirma,

sombra también, Plotino en las Ennéadas.

¿De qué Adán anterior al paraíso,

de qué divinidad indescifrable

somos los hombres un espejo roto?

Y Neruda escribió esta hermosa oda al gato

EL gran poeta Pablo Neruda escribió esta hermosa Oda al Gato:



Los animales fueron

imperfectos,

largos de cola, tristes

de cabeza.

Poco a poco se fueron

componiendo,

haciéndose paisaje,

adquiriendo lunares, gracia, vuelo.

El gato,

sólo el gato

apareció completo

y orgulloso:

nació completamente terminado,

camina solo y sabe lo que quiere.



El hombre quiere ser pescado y pájaro,

la serpiente quisiera tener alas,

el perro es un león desorientado,

el ingeniero quiere ser poeta,

la mosca estudia para golondrina,

el poeta trata de imitar la mosca,

pero el gato

quiere ser sólo gato

y todo gato es gato

desde bigote a cola,

desde presentimiento a rata viva,

desde la noche hasta sus ojos de oro.



No hay unidad

como él,

no tienen

la luna ni la flor

tal contextura:

es una sola cosa

como el sol o el topacio,

y la elástica línea en su contorno

firme y sutil es como

la línea de la proa de una nave.

Sus ojos amarillos

dejaron una sola

ranura

para echar las monedas de la noche.



Oh pequeño

emperador sin orbe,

conquistador sin patria,

mínimo tigre de salón, nupcial

sultán del cielo

de las tejas eróticas,

el viento del amor

en la intemperie

reclamas

cuando pasas

y posas

cuatro pies delicados

en el suelo,

oliendo,

desconfiando

de todo lo terrestre,

porque todo

es inmundo

para el inmaculado pie del gato.



Oh fiera independiente

de la casa, arrogante

vestigio de la noche,

perezoso, gimnástico

y ajeno,

profundísimo gato,

policía secreta

de las habitaciones,

insignia

de un

desaparecido terciopelo,

seguramente no hay

enigma

en tu manera,

tal vez no eres misterio,

todo el mundo te sabe y perteneces

al habitante menos misterioso,

tal vez todos lo creen,

todos se creen dueños,

propietarios, tíos

de gatos, compañeros,

colegas,

discípulos o amigos

de su gato.



Yo no.

Yo no suscribo.

Yo no conozco al gato.

Todo lo sé, la vida y su archipiélago,

el mar y la ciudad incalculable,

la botánica,

el gineceo con sus extravíos,

el por y el menos de la matemática,

los embudos volcánicos del mundo,

la cáscara irreal del cocodrilo,

la bondad ignorada del bombero,

el atavismo azul del sacerdote,

pero no puedo descifrar un gato.

Mi razón resbaló en su indiferencia,

sus ojos tienen números de oro.



Otros gatófilos han sido George Bernard Shaw, Mark Twain, Edgar Allan Poe, Lovecraft, Hernst Hemingway que vivió con treinta y cuatro gatos en La Habana, Sir Walter Scott, Isaac Newton, Jean Jacques Rouseau, Chateaubriand, el escritor norteamericano Jack Kerouac , Aldous Huxley etc.




En la actualidad y en España encontramos también escritores amantes de sus gatos, como el ya citado Antonio Burgos y sus dos obras que recomiendo “Gatos sin fronteras” y “Alegatos de los gatos” . Es muy emotiva la obra de Fernando Sánchez Dragó sobre su gato Soseki, nombre que le puso en honor del novelista japonés Natsume Soseki que escribió una satírica novela en la qué un gato anónimo es observador y narrador de la sociedad de su tiempo.

Pero como buen bibliófilo debo señalar alguna obra antigua sobre gatos; encuentro lo siguiente:

“Oración en que se persuade, que es menor mal, sufrir ratones que tener gatos en nuestras casas” por Damian Marón y Rama. Madrid, 1779 por Joachin Ibarra. Se hallará en la librería de Manuel Sanchez. 4º [2], III p., [1] en bl., XXI p., [1] en bl


A esta publicación responde:

“Disertación o carta satisfactoria en respuesta de la publicada por por Damian Marón y Rama persuadiendo….” Por Martín Anselmo de Orive. Valencia, 1779 por Joseph Estevan y Cervera, plaza del horno de S. Andrés. 4º, 51 p.

Martin Anselmo de Olive es seudónimo de Marcos Antonio de Orellana y Damián Masón y Rama es seudónimo de Mariano Madramany y Calatayud.


Por último doy noticia de un raro pliego valenciano titulado:


“Relación de las experiencias aerostaticas hechas en Valencia” En Valencia : por Joseph Estevan... : se hallará en las Librerias de Joaquin Minguet... y en la de Francisco Navarro..., [s.a.] 24 de marzo de 1784. 7h. 4º. En este pliego se da noticia del primer vuelo de un globo en Valencia y en el qué el pasajero, fue precisamente un gato y dice así “Luego que el gato se restituyó à la tierra, tuvo medio com sus uñas para escapar de la prision, satisfecho de su buelo, y de haber sido el primer viajante aëreo de su especie”. Siglos después emulado por la perra Laika a bordo de la nave soviética Sputnik 2.