domingo, 14 de febrero de 2010

Ponga un gato en su biblioteca.

Este es Ron, mi mudo y fiel compañero de lecturas, hierático, místico, afable y agradecido. Cuando cojo un libro y me siento en mi sofá para pasar un rato de lectura me suele acompañar como si quisiera adivinar aquello que me trasmite el volumen que tengo entre mis manos. Generalmente, sus ronroneos acompañan esos momentos sosegados con los libros.

Como norma general las relaciones de los gatos con los humanos o bien tiene adeptos o bien tiene detractores, habrá quien le resulte simpática esta imagen de bienvenida o habrá a quien le disguste. Hoy pretendo con estas primeras líneas en este nuevo blog, dar un pequeño homenaje a los gatos en su relación con el mundo del libro.

El origen de la relación del hombre con el gato es antigua. Los últimos datos demuestran que en Chipre convivían con el hombre hace 9500 años. Aunque según el escritor sevillano Antonio Burgos, es posible que el gato encontrara al hombre y no lo contrario. Egipto es la civilización antigua en la qué el gato tuvo mayor protagonismo, demostrado tanto por los cientos de momias de gatos encontradas, como por la infinidad de representaciones de la hierática diosa Bastet, cuya misión era proteger el hogar y simboliza la alegría de vivir, pues se considera la deidad de la armonía y la felicidad. Esta diosa es la personificación de los cálidos rayos del Sol y ejercía a quienes la adoraban sus poderes benéficos.

Imagino la biblioteca de Alejandría poblada de gatos en defensa de la conservación de sus valiosos rollos, alejando a los peligrosos roedores que podrían arrasar sus preciados anaqueles. Tal vez fuera el principio de la relación afectuosa de los gatos y los libros.

Si Egipto fue su edad dorada, la Edad Media supuso su época negra, sufrió los horrores del milenio. A partir del siglo XII se les empezó a relacionar con el paganismo y la brujería. Existía la creencia de que las brtujas y demonios podían convertirse en gatos y viceversa. Tanto es así que en 1233 el Papa Gregorio IX declaró que los herejes adoraban al demonio en forma de gato, lo que dio lugar a su persecución durante siglos. Un poco más tarde, en el siglo XIV, se les creyeron responsables de la propagación de la Peste Negra, por lo qué se les eliminaba dando lugar a la proliferación de ratas que eran las auténticas responsables de su propagación.

Pero más tarde la civilización los devuelve al sitio que merecen y poco a poco recobran sus virtudes perdidas. Sobre todo aparecen en la literatura personajes famosos rodeados de sus gatos, sobre todo personajes relacionados con la cultura.

Michel de Montaigne dice: Cuando juego con mi gata, ¿quién sabe si no me utiliza para pasar el rato más que yo a ella?

Pero quizás en literatura el poema más famoso sea el del poeta francés Charles Baudelaire (1821-1867). Es el poema LXVI, “Los gatos”, de su libro “La flores del mal” (1857) y que reproduzco aquí:

Los amantes fervientes y los sabios austeros

adoran por igual, en su estación madura,

al orgullo de casa, la fuerza y la dulzura

de los gatos, tal ellos sedentarios, frioleros.

Amigos de la ciencia y la sensualidad,

al horror de tinieblas y al silencio se guían;

los fúnebres corceles del Erebo serían,

si pudieran al látigo ceder su majestad.

Adoptan cuando sueñan las nobles actitudes

de alargadas esfinges, que en vastas latitudes

solitarias se duermen en un sueño inmutable;

Mágicas chispas yerguen sus espaldas tranquilas,

y partículas de oro, como arena agradable,

estrellan vagamente sus místicas pupilas.

Lord Byron, que tuvo un gato llamado Beppo como un personaje suyo dijo: -“El gato posee belleza sin vanidad, fuerza sin insolencia, coraje sin ferocidad, todas las virtudes del hombre sin sus vicios”.

Otro gatófilo, Jorge Luis Borges Borges vivió junto a dos gatos: Odín y su amado Beppo. Aquí os dejo dos de de sus poemas:



A UN GATO

No son más silenciosos los espejos

ni más furtiva el alba aventurera;

eres, bajo la luna, esa pantera

que nos es dado divisar de lejos.

Por obra indescifrable de un decreto

divino, te buscamos vanamente;

tuya es la soledad, tuyo el secreto.

Tu lomo condesciende a la morosa

caricia de mi mano. Has admitido,

desde esa eternidad que ya es olvido,

el amor de la mano recelosa.

En otro tiempo estás. Eres el dueño

de un ámbito cerrado como un sueño.



BEPPO

El gato blanco y célibe se mira

en la lúcida luna del espejo

y no puede saber que esa blancura

y esos ojos de oro que no ha visto

nunca en la casa son su propia imagen.

¿Quién le dirá que el otro que lo observa

es apenas un sueño del espejo?

Me digo que esos gatos armoniosos

el de cristal y el de caliente sangre,

son simulacros que concede el tiempo

un arquetipo eterno. Así lo afirma,

sombra también, Plotino en las Ennéadas.

¿De qué Adán anterior al paraíso,

de qué divinidad indescifrable

somos los hombres un espejo roto?

Y Neruda escribió esta hermosa oda al gato

EL gran poeta Pablo Neruda escribió esta hermosa Oda al Gato:



Los animales fueron

imperfectos,

largos de cola, tristes

de cabeza.

Poco a poco se fueron

componiendo,

haciéndose paisaje,

adquiriendo lunares, gracia, vuelo.

El gato,

sólo el gato

apareció completo

y orgulloso:

nació completamente terminado,

camina solo y sabe lo que quiere.



El hombre quiere ser pescado y pájaro,

la serpiente quisiera tener alas,

el perro es un león desorientado,

el ingeniero quiere ser poeta,

la mosca estudia para golondrina,

el poeta trata de imitar la mosca,

pero el gato

quiere ser sólo gato

y todo gato es gato

desde bigote a cola,

desde presentimiento a rata viva,

desde la noche hasta sus ojos de oro.



No hay unidad

como él,

no tienen

la luna ni la flor

tal contextura:

es una sola cosa

como el sol o el topacio,

y la elástica línea en su contorno

firme y sutil es como

la línea de la proa de una nave.

Sus ojos amarillos

dejaron una sola

ranura

para echar las monedas de la noche.



Oh pequeño

emperador sin orbe,

conquistador sin patria,

mínimo tigre de salón, nupcial

sultán del cielo

de las tejas eróticas,

el viento del amor

en la intemperie

reclamas

cuando pasas

y posas

cuatro pies delicados

en el suelo,

oliendo,

desconfiando

de todo lo terrestre,

porque todo

es inmundo

para el inmaculado pie del gato.



Oh fiera independiente

de la casa, arrogante

vestigio de la noche,

perezoso, gimnástico

y ajeno,

profundísimo gato,

policía secreta

de las habitaciones,

insignia

de un

desaparecido terciopelo,

seguramente no hay

enigma

en tu manera,

tal vez no eres misterio,

todo el mundo te sabe y perteneces

al habitante menos misterioso,

tal vez todos lo creen,

todos se creen dueños,

propietarios, tíos

de gatos, compañeros,

colegas,

discípulos o amigos

de su gato.



Yo no.

Yo no suscribo.

Yo no conozco al gato.

Todo lo sé, la vida y su archipiélago,

el mar y la ciudad incalculable,

la botánica,

el gineceo con sus extravíos,

el por y el menos de la matemática,

los embudos volcánicos del mundo,

la cáscara irreal del cocodrilo,

la bondad ignorada del bombero,

el atavismo azul del sacerdote,

pero no puedo descifrar un gato.

Mi razón resbaló en su indiferencia,

sus ojos tienen números de oro.



Otros gatófilos han sido George Bernard Shaw, Mark Twain, Edgar Allan Poe, Lovecraft, Hernst Hemingway que vivió con treinta y cuatro gatos en La Habana, Sir Walter Scott, Isaac Newton, Jean Jacques Rouseau, Chateaubriand, el escritor norteamericano Jack Kerouac , Aldous Huxley etc.




En la actualidad y en España encontramos también escritores amantes de sus gatos, como el ya citado Antonio Burgos y sus dos obras que recomiendo “Gatos sin fronteras” y “Alegatos de los gatos” . Es muy emotiva la obra de Fernando Sánchez Dragó sobre su gato Soseki, nombre que le puso en honor del novelista japonés Natsume Soseki que escribió una satírica novela en la qué un gato anónimo es observador y narrador de la sociedad de su tiempo.

Pero como buen bibliófilo debo señalar alguna obra antigua sobre gatos; encuentro lo siguiente:

“Oración en que se persuade, que es menor mal, sufrir ratones que tener gatos en nuestras casas” por Damian Marón y Rama. Madrid, 1779 por Joachin Ibarra. Se hallará en la librería de Manuel Sanchez. 4º [2], III p., [1] en bl., XXI p., [1] en bl


A esta publicación responde:

“Disertación o carta satisfactoria en respuesta de la publicada por por Damian Marón y Rama persuadiendo….” Por Martín Anselmo de Orive. Valencia, 1779 por Joseph Estevan y Cervera, plaza del horno de S. Andrés. 4º, 51 p.

Martin Anselmo de Olive es seudónimo de Marcos Antonio de Orellana y Damián Masón y Rama es seudónimo de Mariano Madramany y Calatayud.


Por último doy noticia de un raro pliego valenciano titulado:


“Relación de las experiencias aerostaticas hechas en Valencia” En Valencia : por Joseph Estevan... : se hallará en las Librerias de Joaquin Minguet... y en la de Francisco Navarro..., [s.a.] 24 de marzo de 1784. 7h. 4º. En este pliego se da noticia del primer vuelo de un globo en Valencia y en el qué el pasajero, fue precisamente un gato y dice así “Luego que el gato se restituyó à la tierra, tuvo medio com sus uñas para escapar de la prision, satisfecho de su buelo, y de haber sido el primer viajante aëreo de su especie”. Siglos después emulado por la perra Laika a bordo de la nave soviética Sputnik 2.

5 comentarios:

Urzay dijo...

Lamberto, leyendo la nueva entrada en el blog de Diego Mallén me encuentro con alegría tu nuevo blog en marcha, y también el anterior actualizado. No dejaré de visitar ambos. Bonita revisión de la relación de libros y gatos, animales literarios por antonomasia. Así a vuela pluma me vienen a la memoria las memorables andanzas de Zapaquilda y Marramaquiz en La Gatomaquia. Y también, no puedo evitarlo, la bellísima canción que el recientemente fallecido Antonio Vega dedicó al suyo, "Tesoros". Lástima no poder poner en el comentario un enlace a Youtube. ¡Enhorabuena por reanudar el camino! Saludos bibliófilos.

Diego Mallén dijo...

Amigo Lamberto:

Con alegría descubrí tu nuevo blog la noche pasada dando las cuatro de la madrugada. Lo leí pero sin poder dejar nota.

Esta mañana bien pronto acudimos a la sede de Alinghi a participar en la final de America’s Cup.

Ahora acabo de llegar a casa y lo primero que hago es dejar testimonio de admiración por este nuevo y prometedor magnífico blog.

El nombre ya anticipa asuntos tan interesantes como curiosos en el mundo de la bibliofilia española y americana y es un cariñoso guiño a esa publicación tan legendaria y querida como fue la Ilustración Española y Americana.

Como bien dices la Lengua Española es vehículo transmisor de cultura, de valores y de un sentir y entender muy especial y particular de la vida. ¡Afortunados somos de disponer de una lengua tan rica, valiosa y extensa y que tanto ha aportado y aporta al mundo del saber y de la cultura!

Escribía anoche sobre Hernando del Pulgar, hidalgo español hijo de judíos (¡el mayor error histórico de nuestro pasado, en mi muy modesta opinión fue la expulsión de los judíos: pueblo emprendedor y generador de riqueza, bienestar y valor social, donde lo haya!), y pensaba en la grandeza de todas esas figuras del XV que ahora nos parecen imponentes, como Villena, Mena, Alonso de Palencia: en las fuentes está la solución a nuestros problemas.

Te deseo lo mejor en este nuevo Blog cuya presentación y composición ya cautiva por sí sola. La cabecera es sugerente y evocadora.

La bibliofilia hispanoamericana tiene tan gran dimensión (y ahí está el maestro Palau dejando constancia de más de quinientos mil registros hispánicos) que toda contribución es necesaria. ¡Ánimo en la empresa!

Y de los gatos ya el amigo Urzay ha acudido presto a recordar la Gatomachia y yo lo haré con: “Mira gato que te aviso, que no pases por mi calle” con el que principia un pliego valenciano del XVIII tan raro como sugerente:

“RELACION NUEVA BURLESCA, que refiere un Cabildo que celebraron los Gatos en el ala de un tejado, sobre el modo de vivir que tenian, y lo que à cada uno le pasaba con su Amo”.

Saludos bibliófilos.

Galderich dijo...

Lamberto,
No sé si la aparción de un blog ha levantado tantas ansias como este, pero por fin vemos que ha valido la pena.

Tu artículo inicial muy oportuno porque precisamente el gato es uno de los animales más querido por los bibliófilos. Quizá la soledad de la lectura sólo puede ser acompañada por la soledad de un gato...

¡Felicidades y a seguirte!

Marco Fabrizio Ramírez Padilla dijo...

Lamberto.

Me encanto el artículo con el que inauguras el blog. Sobre todo por que también soy gatófilo.

Me emociona especialmente el planteamiento hispanoamericano que propones, se que soy de los que más lo van a disfrutar.

Felicidades.

lamberto palmart dijo...

Gracias a todos en general por vuestro efusivo empuje inicial en esta nueva singladura.

Urzay, muy acertados tus dos apuntes. La Gatomaquia de Lope de Vega que imperdonablemente me la he saltado en mi exposición y que aunque conocía su existencia, no la he leido y prometo hacerlo pausadamente.
Muy entrañable el tema de Antonio Vega. Que me llega al alma. Sus canciones, como las de Nacha Pop, al igual que las de Enrique Urquijo en los Secretos, son de mi juventud. Aquellos emblemáticos 80 que estos grupos madrileños supieron encontrar la esencia de su tiempo y que me acompañaron tanto en los buenos como en los malos momentos.

Diego, coincidiamos en altas horas nocturnas en la confección de nuestros blogs. Vamos camino de recuperar la Academia de los Nocturnos, nos faltan otros 43 miembros... Apunto el dato que me das del pliego valenciano sobre gatos; no conocía este raro pliego valenciano.

Galderich, gracias por tu entusiamo que es motor en los blogs bibliófilos por tus puntuales y acertados comentarios que dan vida a cada artículo que escribimos.

Marco Fabrizio, como gatófilo entenderas mejor que nadie mi presentación, espero con este blog dedicarle también a toda Hispanoamerica algunos artículos, aunque siempre pendiente de tus comentarios que seguro enriquecerán todo aquello que pueda contar.

Saludos bibliófilos